La vida en sí tiene muchas subidas, bajadas, éxitos, logros, fracasos, derrotas, días soleados, nublados....etc etc, que, por supuesto, yo los he vivido en primera persona y, me han ido forjando día a día en la persona que soy.
En este último año deportivo 2016/2017 no conseguí alcanzar esas metas que me propuse hace justamente trescientos sesenta y cinco días, septiembre 2016, y, por supuesto, que no me siento orgulloso de mi actitud por ni siquiera intentarlo pero, en cambio, conseguí otras pequeñas victorias internas como correr una media maratón, sin kilómetros suficientes en las piernas, y disfrutarla como si fuera mi primera carrera de la vida o, disfrutar como un niño pequeño de la mejor travesía que he hecho hasta el día de hoy por la intensidad y sacrificio que le puse. Esto ya nadie me lo podrá borrar de mis recuerdos. Pero no les quiero engañar, ni ya tengo edad para engañarme a mi mismo con 36 años, afirmándoles que ha sido una temporada positiva. Mentira, ha sido mala, negativa, lo reconozco, pero no por los resultados, que fueron óptimos, sino por esa falta de disciplina, sacrificio y constancia por no seguir el plan trazado y bajarme del tren deportivo, casualmente, cuando había empezado a pillar la forma. Inexplicable mi conducta. Lamentable.
Puedo llegar a recordar mis entrenamientos de natación de este enero cuando estaba preparando el Campeonato de España Máster de natación que era en febrero. A toro pasado valoro que mi estado de forma en ese momento, ahora ya es hablar por hablar, era perfecto para afrontar una competición nacional que sube el nivel cada año. Es increíble la competitividad de esta categoría. Pero una falta de visión por mi parte hizo que me lo perdiera. Tanto remar o, mas bien, nadar no sirvió para nada porque no acudí a mi primer objetivo del 2017. Una verdadera lástima.
La siguiente meta era volver a competir, después de tres años, en triatlón que ya había pagado la inscripción y esa era mi fuente de inspiración y motivación. En esta ocasión no fue un despiste mío lo que me dejo sin participar sino el miedo y la incertidumbre de medirme a un reto con un estado tan precario de forma como el que tenía para afrontar un "medio ironman". Me acuerdo que fueron unos meses de lucha contra el reloj para llegar y verme en la línea de salida, pero otra vez, la balanza se declinó por el sabor amargo de la derrota por ni siquiera intentarlo. Segundo revés de dos posibles, jejeje.
Sin duda alguna sacar algo positivo siempre es difícil después de dos decepciones mayúsculas como éstas pero no había llegado a comprender mi necesidad de hacer deporte, en la actualidad, hasta estos meses en una conversación con mi gran amigo "Diego", que saqué en claro, un jugoso batido de motivos para no rendirme y seguir insistiendo en mi lucha.
Estos ingredientes son: "estilo de vida deportivo para sentirme bien personalmente conmigo mismo, concederme tiempo diario para mi haciendo lo que mas me gusta, concederme ese balón de oxígeno diario para centrarme exclusivamente en mí y fantasear con posibles retos venideros. En definitiva, una perfecta burbuja donde el único actor que existe soy yo y, así recuperar a ese pequeño Furro que todavía tengo dentro que es capaz de muchas cosas buenas y.....
Y, con esta reflexión, es como voy a enfocar mi nueva etapa aprendiendo de los resbalones del pasado.