Seguimos utilizando la música y títulos de canciones para explicar de la mejor manera posible como me siento ahora mismo a nivel deportivo. Ya en la entrada anterior expliqué que "el espectáculo debe seguir", y en la actual quiero explicar este viaje errante hasta el tiempo de hoy donde, por fin, he conseguido abrir los ojos.
Tras una lucha de más de un año y medio de buscar sombras en un cuarto oscuro. Al fín encontré esa luz que me tiene que guiar para seguir haciendo lo que más me gusta (deporte). En todo este tiempo he estado cegado, deambulando y errando sin un objetivo claro, pero sobre todo sin una metodología y filosofía deportiva. No es que me haya vuelto un "Valdano" de repente o, me haya dado un ataque de "coaching", pero necesitaba encontrar mi camino y un porqué a este camino.
El camino no es otro que hacer mi hobby favorito y, también, hacer mi estilo de vida que conozco desde la niñez que no es otro que practicar, disfrutar y vivir con el deporte. Ahora, ya con 34 años y con otras responsabilidades, no puedo dedicarme con esa entrega, fé y lealtad que cuando tenía veinte en donde soñaba conseguir podiums en los campeonatos nacionales de natación. Exacto, las circunstancias actuales han cambiado pero mi forma de sentir el deporte se había quedado bloqueado en esos tiempos pasados.
En este viaje transitorio he pasado, vivido o experimentado varias etapas. Algunas han sido muy sacrificadas como la vez que me dediqué a prepararme el Ironman. Otras, en cambio, fueron improductivas como cuando me desvinculé cien por cien de cualquier practica deportiva y, muchas otras fueron experimentales como la vez que me dió por jugar y pelear los torneos de paddel o, incluso, desafiantes como cuando nadé travesías de veinte y treinta kilómetros teniendo auténtico pavor al mar abierto.
Así que, gracias a esta montaña rusa de vivencias y experiencias deportivas, en esta ocasión quiero brindarme la oportunidad de escucharme a mí mismo y confiar ciegamente en mi metodología sin acudir a la sabiduría de cualquier entrenador. Ese tiempo guiado y pautado por otras personas, el entrenador, tiene que quedar atrás en beneficio de sentir el deporte en su esencia más pura. las sensaciones del día a día.
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