martes, 22 de enero de 2013

Fin de una pesadilla

   Mireia Belmonte firmó ayer el acuerdo por el que a partir de ahora será nadadora del UCAM Fuensanta (club perteneciente a la Universidad Católica de Murcia), aunque podrá seguir entrenando en Sabadell a las órdenes de su técnico Fred Vergnoux. Es el fin de una rocambolesca historia en la que, durante cuatro meses, la mejor nadadora española (dos platas en Londres 2012) se ha encontrado sin equipo y sin ficha federativa, separada del entrenador con el que ha logrado sus mayores éxitos y envuelta en un conflicto que puso en peligro su participación en el Mundial de Barcelona (19 de julio al 4 de agosto).
   Ayer, en la sede del COE, y con la compañía de sus padres, apareció radiante para poner punto y final a lo que ha sido, según explicó, una pesadilla: "Llegué a plantearme dejar de nadar porque no encontraba una solución. Se me pasaba por la cabeza que alguna oportunidad tendría y por eso seguí entrenando, pero lo he pasado mal. Cuando llegó esta propuesta respiré aliviada. Ahora creo que llegaré en forma al Mundial de Barcelona".

   De Niza a Sabadell. Si bien Mireia reconoce que "España está en un momento difícil", aún le parece "incomprensible" la situación que ha vivido. Tras brillar en los Juegos, Mireia y el Club Natación Sabadell no llegaron a un acuerdo para su renovación. Un contratiempo grave ya que significaba que dejaría de entrenarse con Fred Vergnoux, su técnico. Una de las soluciones que se le plantearon para no quedarse sin entrenamientos fue marcharse a Niza para ejercitarse a las órdenes de Fabrice Pellerin. "No es que fallara nada, sino que no estaba a gusto en un pais extranjero, lejos de mi familia y mis amigos", se explica.
   Al final, con mediación del CSD, las Federaciones Española y Catalana y la Generalitat, se llegó a la solución. Nadará para el UCAM Fuensanta, club que le patrocina (no se desveló con qué cantidad), aunque seguirá entrenándose en Sabadell, previo pago de la Federación al club catalán. Lo mejor, que se reencontrará con Vergnoux. "Hemos hablado y hemos decidido dejar de lado el pasado y retomar el trabajo. Y por ahora las cosas van muy bien".

   Mundial. Así que, recuperada la normalidad, Mireia vuelve a ser una de las bazas de la natación española en su Mundial, para el que apenas quedan seis meses. "Hay presión, pero ha llegado un momento en el que convivo con ella diariamente, aunque la primera que se la pone soy yo", asegura. Para llegar hasta allí debe ir paso a paso: "Primero tendré que hacer la mínima para los Mundiales en los Nacionales (en Pontevedra en marzo), pero creo que podría llegar a julio en buena forma".
   Por ahora, encontrar su punto de forma es el objetivo que se marca. Es temprano para hablar de medallas: "Quiero ver cómo estoy tras cuatro meses sin competir". El tiempo que ha durado una pesadilla que ayer tuvo su punto y final.

   Texto copiado del periódico deportivo AS.

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