Mireia Belmonte firmó ayer el acuerdo por el que a partir de ahora
será nadadora del UCAM Fuensanta (club perteneciente a la Universidad
Católica de Murcia), aunque podrá seguir entrenando en Sabadell a las
órdenes de su técnico Fred Vergnoux. Es el fin de una rocambolesca
historia en la que, durante cuatro meses, la mejor nadadora española
(dos platas en Londres 2012) se ha encontrado sin equipo y sin ficha
federativa, separada del entrenador con el que ha logrado sus mayores
éxitos y envuelta en un conflicto que puso en peligro su participación
en el Mundial de Barcelona (19 de julio al 4 de agosto).
Ayer, en
la sede del COE, y con la compañía de sus padres, apareció radiante para
poner punto y final a lo que ha sido, según explicó, una pesadilla:
"Llegué a plantearme dejar de nadar porque no encontraba una solución.
Se me pasaba por la cabeza que alguna oportunidad tendría y por eso
seguí entrenando, pero lo he pasado mal. Cuando llegó esta propuesta
respiré aliviada. Ahora creo que llegaré en forma al Mundial de
Barcelona".
De Niza a Sabadell. Si bien Mireia
reconoce que "España está en un momento difícil", aún le parece
"incomprensible" la situación que ha vivido. Tras brillar en los Juegos,
Mireia y el Club Natación Sabadell no llegaron a un acuerdo para su
renovación. Un contratiempo grave ya que significaba que dejaría de
entrenarse con Fred Vergnoux, su técnico. Una de las soluciones que se
le plantearon para no quedarse sin entrenamientos fue marcharse a Niza
para ejercitarse a las órdenes de Fabrice Pellerin. "No es que fallara
nada, sino que no estaba a gusto en un pais extranjero, lejos de mi
familia y mis amigos", se explica.
Al final, con mediación del
CSD, las Federaciones Española y Catalana y la Generalitat, se llegó a
la solución. Nadará para el UCAM Fuensanta, club que le patrocina (no se
desveló con qué cantidad), aunque seguirá entrenándose en Sabadell,
previo pago de la Federación al club catalán. Lo mejor, que se
reencontrará con Vergnoux. "Hemos hablado y hemos decidido dejar de lado
el pasado y retomar el trabajo. Y por ahora las cosas van muy bien".
Mundial.
Así que, recuperada la normalidad, Mireia vuelve a ser una de las bazas
de la natación española en su Mundial, para el que apenas quedan seis
meses. "Hay presión, pero ha llegado un momento en el que convivo con
ella diariamente, aunque la primera que se la pone soy yo", asegura.
Para llegar hasta allí debe ir paso a paso: "Primero tendré que hacer la
mínima para los Mundiales en los Nacionales (en Pontevedra en marzo),
pero creo que podría llegar a julio en buena forma".
Por ahora,
encontrar su punto de forma es el objetivo que se marca. Es temprano
para hablar de medallas: "Quiero ver cómo estoy tras cuatro meses sin
competir". El tiempo que ha durado una pesadilla que ayer tuvo su punto y
final.
Texto copiado del periódico deportivo AS.
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