Igual esta publicación tendría que haberse escrito un poco antes porque es el resumen de mis carreras a pie del 2012, pero como todavía estamos en enero vamos a admitir como animal de compañia "pulpo", jeje.
La temporada de atletismo del curso anterior comenzaba, en enero, con la media maratón de Gran Canaria. El año apenas había arrancado y ya me habia puesto una gran meta, terminar los 21 kms con mis amigos Vicente, Diego y Jose. No sólo era motivante enfrentarme a tal distancia porque nunca había participado en una prueba tan exigente, sino que iba a compartir esta vivencia con tres grandes colegas, y sin apenas preparación porque en diciembre me quitaron un quiste en el cuello con la gran mala suerte de estar cerca de 20 días acudiendo al ambulatorio para hacerme curas diarias porque me hicieron un cosido de carnicero. Aún así sabiendo de mis limitaciones acudí a Las Palmas de G.C. a correr y a enfrentarme a mis miedos. La mañana de la carrera estaba nervioso, no lo niego, pero desde el momento que sonó el pistoletazo de salida esa sensación se convirtió en mi mejor compañero. Todavía recuerdo con gran emoción correr por las calles de mi ciudad con una gran sonrisa que me animaba a seguir corriendo otro kilómetro más, y escuchar las palabras de ánimo de mis padres que me espolearon en la segunda parte de la media maratón. Al final llegué en 1 hora 44 minutos, rebajando la barrera de 5 min/km, y con la sensación de haber conseguido una quimera por los pocos entrenos que había hecho.
La adrenalina alcanzada en Canarias, en la semi maratón, me animó a seguir corriendo pruebas. La siguiente fue en febrero, la cursa Flor de Ametller, en Santa Inés en la distancia de 7 kms. Comparado con los 21 kms esto parace casi un sprint y es así como fue la carrera. Nada mas empezar, un arreón descomunal de fuerzas para colocarme en puestos cabeceros y, a partir del kilómetro cuatro a sacar esa casta que me sirvió para terminar en la posición 22 corriendo por debajo de 4 minutos el kilómetro, todo un record personal. Pero como siempre pasa, cuando te va todo muy bien y enganchado a la ilusión, un golpe de lesión esta vez en la rodilla me deja en dique seco un par de meses. Ciao a las carreras.
Con la lesión de rodilla y la mente centrada en los entrenamientos de natación pasaron los meses para mí sin participar en ninguna otra prueba hasta finales de noviembre. Esta vez iba a Sta Gertrudis con la ilusión de mejorar mi tiempo del año pasado. Mi estado de forma era obvio que era mejor que el del 2011 porque estaba realizando entrenos de triatlón, y el tiempo final lo confirmó: 34 min 30 segundos en 9 km, es decir, que corri los mil metros en menos de 3,50". No pude tener una mejor vuelta al asfalto.
Ya con el año llegando a las navidades participo en la que fue mi última carrera hasta hoy. Ibiza, con el motivo de festejar el Patrimoni de la Humanitat ha creado una prueba de 10 kms, que es bastante dura y bonita porque pasa por la parte amurallada de la ciudad, donde hay que superar grandes desniveles de cuestas y escalones adoquinados. En mi mente tenía todavía mi fresco que en Sta Gertrudis me fue muy bien y que tenía que confiar en mí y ser valiente si quería alcanzar una buena marca. Tras los dos primeros kilómetros reservando fuerzas y pillando buenas sensaciones, decido ser osado y lanzarme a pecho descubierto hacía lo desconocido. Después de una primera vuelta donde consigo adelantar a bastante gente y colocarme con un grupo de experimentados corredores pienso que tal vez debo de resguardarme en este cuarteto por si reviento, pero una vez más la casta canaria y la ilusión pueden conmigo y decido seguir con mi propio ritmo hasta donde aguanten mis piernitas. Los últimos mil metros se me hacen eternos pero sé que un esfuerzo tan exigente me va a dar una gran marca personal y, con ese engaño al subsconciente cruzo la meta con un tiempo final de 36, 17 segundos, a 3 minutos 38 segundos el kilómetros. Ole Ole y Ole mis piernitas de keniata
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