Ya está aqui, otra vez, El Semanal después de muchos muchísimos domingos sin publicarse debido a la desidia sufrida en este mes y medio.
Con el objetivo bien claro del 1º de Mayo de terminar la travesía Formentera-Ibiza, todos mis esfuerzos deportivos y no tan atléticos van enfocados a esa minuciosa preparación. Para llegar a ese día con mínimas garantías de terminar el reto, he tenido que doblar mi trabajo en el agua con dobles sesiones de entrenamiento en la piscina o mar, así que ha habido días de entrenar entre nueve y doce kilómetros, o pasar una hora en el mar, nadando, para acostumbrarme a la temperatura del mar en estas fechas.
Lo más difícil de doblar entrenamientos el mismo día es sin duda alguna el período de recuperación entre una sesión y la otra. Yo este sistema ya lo conocía porque lo mamé algunos años cuando nadaba en Gran Canaria o Madrid pero, por entonces tenía entre 19 y 21 años y, mi capacidad de sacrificio era más elevada que la que existe hoy por hoy.
A pesar de los sacrificios que hay que hacer para este reto como nadar varios días cuatro horas al día, zambullirse en el mar a nadar con el agua a menos de veinte grados o reducir vida social, también es cierto que al realizar un objetivo tan ambicioso, las ganas e ilusión me animan a levantarme de la cama con ganas de comerme la piscina, espero que al final no me quede tan empachado de tanto cloro, jujuju. Vamosss Furrito.
Lunes: tres horas (66 km) de trabajo aeróbico de bici de carretera al estar la piscina cerrada.
Martes: doble sesión de natación de 12.900 metros.
Miércoles: dobles sesión de natación de 8 800 metros.
Jueves: sesión de natación de 6.000 metros.
Viernes: doble sesión de natación de 8.000 metros.
Sábado: sesión de natación en la piscina de 5.000 metros y sesión de natación en el mar de una hora seguida.
Domingo: descanso total para los brazos y cabeza.
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