miércoles, 23 de julio de 2014

Ecuador

    Pasado el ecuador de la planning no es el momento adecuado para hacer valoraciones porque todavía resta más de 9 semanas para el día D, y es al final del camino cuando hay que sacar las conclusiones finales que son a la postre las reales. De momento este primer tramo me ha servido para concretar mi rutina semanal de entrenos de las tres especialidades con natación cuatro sesiones, bicicleta otras tantas y carrera a pie sólo dos. El sistema no es nada científico, ni moderno pero me está dando los frutos que yo quería, continuidad.

    Lo más difícil que yo veía antes de empezar este reto, sin contar los 180 kilómetros, era encauzar los meses de preparación sin ningún tipo de inconveniente físico que me frenara y me mandara a la enfermería un tiempo largo. Así que, una vez, encontrado un método que me haya servido para terminar dos triatlones exigentes como el de Palma y Riaño, no debería de cambiar nada porque mi éxito está en la continuidad que nunca tuve antes.

    Es cierto que la siguiente prueba es el IRONMAN y para ello, igual, habría que entrenar más, pero también corro el peligro de sobre entrenar o sobrecargar mis piernas mas de lo debido y romper el cuento tan fabuloso de la continuidad. Esta tesitura la voy a resolver con el mismo número de sesiones, por disciplina, pero incrementado un poco más de trabajo en ellas en Agosto, que sería el mes de acumulación, para después pasar a las últimas cuatro semanas de compensación o tapering.

    En el deporte no existe el sistema matemático perfecto que te resuelve una ecuación, que en este caso sería una preparación, y menos si el profesor que te lo quiere explicar soy yo. Así que, para la gran ecuación, me amparo en el razonamiento básico y fundamental que dice: no toques nada si funciona

   

   









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