Hoy, 27 de agosto, queda justamente treinta días para conseguir el objetivo de IRONMAN. El reloj ahora empieza a sonar "tik-tok" con más fuerza. Atrás ya quedan los casi cuatro meses desde que tomé la decisión de aventurarme en el objetivo más ambicioso deportivamente hablando. Esos meses ya son parte de mi vida. El día que aposté por esto no sabía a ciencia cierta donde me metía y todos los sacrificios que se necesitaba para llegar en la mejor forma posible.
Recuerdo claramente como fue ese día de inscribirme en el IM. Era lunes y Campillo vino a casa para ayudarme a hacer el pago para la competición. También recuerdo que al terminar el proceso le comenté que mi objetivo era terminar la prueba con una hora de natación, seis y media de bicicleta y cuatro de carrera a pie. En total hace un cómputo de once horas y treinta minutos. Ya tenía objetivo personal marcado por el que luchar día tras día, pero Campillo rápidamente desestimó mi sueño y me dijo que me marcara la palabra FINISHER. Nunca mas volvimos hablar de mi objetivo pero, yo dolido en mi orgullo por pensar que no valía ese tiempo, me marqué trabajar duramente por conseguirlo.
No se pueden imaginar lo duro que se hace este camino psicológicamente con entrenos a 35 grados, madrugones los findes de semana para salir a rodar, dolores en las piernas, falta de días libres para disfrutar del verano. Creo que esta parte ha sido la peor que he llevado porque nunca había machado tanto y menos en los meses estivales. Ha sido tan agudo este esfuerzo emocional que me ha dejado vacío y sin ganas de seguir hacia adelante, mas de dos veces, por todo el desgaste psicológico al que te sometes.
Pero he de decir que si no he tirado la toalla y sigo con ganas e ilusión es gracias a dos personas: Catalina y Campillo. La primera es mi pareja sentimental, la segunda es mi pareja deportiva, pero ambos han sufrido, seguramente, mis bajones y les estoy agradecidos eternamente por el momento que me han dedicado.
Sin Catalina y sin su comprensión, ayuda y esfuerzo, mi camino hasta hoy no hubiera sido tan fácil como está siendo. Muchas gracias por dejarme disfrutar de este sueño loco que se llama Ironman y, por todas esas tardes de verano que no hemos podido compartir por culpa de mis entrenamientos. Sin duda alguna eres la parte de mi que nadie conoce y que me hace estar al cien por cien cada día. GRACIAS.
Además, en todo este tiempo Juan Carlos Campillo Vicente (Campillo) ha sido clave y lo seguirá siendo por la función de amo de llaves y/o padrino que ha realizado conmigo en todo este tiempo que hemos compartido entrenando juntos. Me ha guiado por ejemplo en viajes y, también en competiciones donde me iba a estrenar. No hay duda alguna que sin su presencia este trayecto no hubiera sido el mismo. No me refiero a los resultados, ni al estado de forma sino al camino que he descubierto gracias a tí, Campillo.
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