YA no me aburro

  Cuántas veces habré malgastado las expresiones: me aburro! que aburrimiento! no sé que hacer! que cansancio tengo, para utilizarlo como excusa para no hacer nada? Es cierto, muchísimas veces me sirvieron estas frases para estar tumbado en el sofá de casa, sin llegar a concebir algún objetivo que me motivara. Además, no era consciente que cuanto menos hacía, menos predisposición por hacer algo tenía, añadiendo las pocas ganas de hacer cosas nuevas, diferentes e ilusinantes. Por lo tanto, con todo estos ingredientes tóxicos, tenemos a una persona sedentaria y muy aburrida. Esto hay que cambiarlo, YA!!!!!!!

  Como casi todas las cosas, al final, la situación se revierte por un golpe de casualidad. En mi caso ocurrió, gracias, al apoyo que encontré en Alex para empezar a correr con una constancia y, un programa de entreno. En estos entrenos, yo no era consciente del papel esencial que ejercía mi amigo en mí para animarme a correr carreras. La verdad que no fue muy difícil convencerme porque me gustó todo lo que escuchaba. Escuché que había terminado una media marathon, que se preparaba este año para la marathon de madrid y, lo que realmente me enganchó fue la frase: "Cuando corras una carrera te gustará tanto que repetirás".

Ya! no me aburro,
mi comienzo maratoniano.

  No sólo tuvo razón Alex afirmando que me gustaría, sino que volví a sentirme deportista al recobrar esos valores fraguados en Canarias. Recuerdo perfectamente como fue la carrera. La distancia era de 9km en un circuito de 1,5km, así que había que dar 6 vueltas. Yo nunca había corrido pero me ayudé de mi época de piscina para planificarme la carrera de menos a mas. La primera fue muy lenta al salir muy retrasado, en la segunda adelante a Alex y le propusé que me siguiera. La tercera fue tal vez la que mas disfruté . En la cuarta me dí cuenta que cada vez iba más rapido y, ya no había marcha atrás para seguir luchando. En la siguiente, empecé a sufrir unos dolores en los isquios que me gustaba. Y, por fin, en la última llegué a meta con la misma felicidad que pudo tener el que ganó la carrera.

   Lo que me enganchó no fue sólo la felicidad de terminar la carrera, ni la de volver a sentirme deportista, ni tampoco la de crear endorfinas, sino la sensación de sentirme realizado y orgulloso conmigo mismo.