Buffffffffff, fue lo primero que pensé esta mañana cuando escuché el despertador. Para mí los lunes, como para muchos de los terrestres, son mortales pero éste concretamente empezaba muy cuesta arriba debido a los excesos del fin de semana. Esos excesos no han sido de alcohol, mamá puedes estar orgulloso de tu niño, el problema ha estado entre lo poco que he dormido, 10 horas a lo sumo, y el cansancio acumulado de la semana de natación y bicicleta.
Una vez en el trabajo ya se me notaba que iba a ser un día largo y duro porque apenas hablaba, y sólo abría la boca para bostezar. Así que no tocaba otra que apechugar y tomárselo con filosofía. Sin darme mucha cuenta, y más rapido de lo que pensaba, se hizo las 14:30, hora de finalización de la jornada. Una vez terminado el reparto, ahora tocaba entrenamiento de natación. El camino hacía la piscina se me hizo largo pensando en los metros que tenía que hacer y, al pésimo estado de forma que me encontraba. Buffffff, vaya la que se me avecinaba, es lo único que daba mi cerebro.
Pero como si de una película de magía fuera, nada más empezar a nadar, se disipó las malas ganas, y el poco ánimo. También es cierto, que la presencia de Lucas, Miguel y Marc en la pileta me ilusionó y, como diría red bull, me dío alasssssssssss. Todavía estoy asombrado del cambio de actitud nada mas entrar en el mundo acuático. Fué un cambio tan radical que incluso después de comer salí a rodar con la bicicleta 1hora y 20 minutos a un ritmo bastante vivo.
Por todo esto, me viene a la cabeza el anuncio de una marca de coches donde salía Bruce Lee recitando su famosa frase: Be Water My Friend. Eso es lo que me ha ocurrido hoy, he sido agua y me ha cambiado el día.
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