Ya no tengo 21 años

    Es obvio que ya no tengo 21 años, pero no sólo porque lo dice mi fecha de nacimiento, sino porque cada vez me cuesta mas recuperarme de los entrenamientos. Hace ya diez días nadé la travesía de 11 km, y ya el lunes estaba corriendo y subiéndome a la bici para seguir con la preparación. El sábado pasado salí con el grupo de triatlón a rodar 2 horas, con el resultado de una fátiga y molestias musculares en el tren inferior considerables.

     El domingo lo pillé de descanso total para afrontar la siguiente semana en el mejor estado de forma, sabiendo que se avecinaban entrenos duros. El primero fue el de ayer, lunes, de 5000 metros de natación donde se combinaban dos escaleras descendentes de 800 (ritmo 1,17) y 4x100 (ritmo 1,13) - 600 (ritmo 1,15) y 3x100 (ritmo 1,11)-  400 (ritmo 1,13) y 2x100 (ritmo 1.08) - 200 ( ritmo 1,09) y 100 (ritmo 1,06). Lo mejor de todo es que me salió un buen entrenamiento aunque las sensaciones era de ir atrancado. Después por la noche salí a correr durante 30 minutos, para quitarme esas agujetas molestas de los cuadriceps.

     Pero como el tiempo es oro, y juega en mi contra, hoy también había palo. Un pequeño calentamiento de 800 metros y, seguidamente una de 2000 progresiva cada 400, empezando en 5,05 y rebajando cinco segundos cada cuatrocientos hasta terminar en los ultimos a ritmo de 4,45. Un buen test y muy buen resultado aunque me dejó roto y sin fuerzas para continuar con el último punto, 5 de 300 cada 5 minutos progresivas de 3,45 a 3,25. Lamentablemente el cansancio acumulado y el ácido láctico se adueñaron de mis brazos, cuadriceps y sobre todo cerebro para decirme que escuchara a mi cuerpo y, no forzara más la máquina.

      Lo bueno de no tener esos 21 años es la veteranía y experiencia vivida para saber cuando hay que parar para no excederse.